En los últimos años es bastante habitual escuchar hablar del concepto medicina de precisión. Este, hace referencia a la capacidad de predecir, diagnosticar o tratar una enfermedad en base a las individualidades propias de cada persona.
¿Realmente estamos cerca de conseguirlo? Demos respuesta a esta cuestión
Los pilares de la medicina de precisión
Muchas son las disciplinas que aspiran a lograr hacer de esa individualidad el aspecto central del abordaje en salud. La nutrigenómica y nutrigenética, la propia genómica, la farmacología, la oncología…
Sin embargo, considero que estamos muy lejos de conseguir que esto sea una realidad. Sobre todo teniendo en cuenta la gran cantidad de información nueva que disciplinas como la metabolómica, la proteómica, la transcriptómica o la epigenómica (y otras ciencias ómicas) están aportando.
A todo esto hay que añadirle el aspecto microbiológico y la interacción hospedador huésped. La hologenómica entiende al ser humano como ese holobionte que vive en simbiosis con otros organismos que están en él y que, además, cumplen funciones específicas de salud. Y ahí está la clave.
La auténtica medicina de precisión no solo debe tener en cuenta los aspectos puramente humanos, sino el funcionamiento de las interacciones que tenemos con las bacterias, virus y resto de microorganismos simbióticos. Porque solo así podremos minimizar el impacto negativo de ciertas prácticas sobre ellos, o potenciar sus efectos beneficiosos.
Un ejemplo sencillo es el aporte suficiente de energía a la microbiota intestinal a través de los carbohidratos accesibles a la microbiota (MAC´s) a través de la alimentación.
Como estas prácticas, en el futuro podremos conocer decenas.
La teoría de la evolución hologenómica y su peso en la medicina
Como indicamos en nuestro apartado dedicado a esta teoría evolutiva, la simbiosis con diversas combinaciones de microorganismos nos ha ayudado a evolucionar dada la plasticidad de modificación del genoma microbiano.
Personalmente, es una teoría que me parece más que viable, teniendo en cuenta todo el conocimiento que vamos atesorando en el área del microbioma humano.
Por ello, hacer de este aspecto un punto relevante en la medicina de precisión me parece más que lógico.
En definitiva, nos encontramos aun muy lejos de poder garantizar la existencia de una medicina de precisión. En la oncología se desconocen gran parte de la lógica de los procesos que suceden, la genética y la genómica siguen aportando novedades década a década, las ciencias ómicas están consiguiendo ver dónde antes era imposible y el conocimiento sobre el microbioma humano crece cada año.
Por todo ello, lo que está en nuestras manos es prevenir a través de lo que sabemos que funciona. Alimentación, actividad física, descanso y calidad del sueño…, es decir, los pilares de la vida saludable.