Es bien sabido que los antibióticos, por su formulación y manera de actuar en el organismo, además de impactar en los microorganismos diana, terminan dañando la microbiota (por tener un espectro mayor al que sería deseable).
Pues bien, sin entrar a valorar la idoneidad o no del uso de este y otros tipos de medicamentos, lo cierto es que la ciencia ya está demostrando que centenares de ellos pueden tener efectos adversos para el microbioma humano. Pasamos a analizar este hecho.
Los antibióticos son base fundamental de la medicina pasada y presente
Desde hace décadas, los antibióticos han formado parte de la base fundamental de la medicina, al amparo de la idea de, que además de seguros, son la única manera de combatir ciertos procesos de enfermedad.
No obstante, en los últimos años y a raíz de diversas problemáticas como la resistencia al efecto de los mismos o la llegada de un conocimiento más profundo de la microbiota humana y el impacto de este tipo de medicamentos en ella, ha comenzado a vislumbrarse el problema de usarlos de manera tan masiva y, en muchos casos, indiscriminada.
Tanto es así, que los gobiernos han tenido que posicionarse en este sentido. Por ejemplo, en España, se puso en marcha el Plan Nacional frente a la Resistencia a los Antibióticos (PRAN) en el año 2014.
¿Suficiente? Probablemente no, y menos después de varios años de pandemia, en los que el consumo de estas sustancias ha vuelto a aumentar.
De hecho, además de esta resistencia a los antibióticos en aumento, en los últimos años numerosos estudios han demostrado el gran impacto que puede tener el consumo de estos medicamentos en niños, sobre todo en los primeros años de vida, aumento el riesgo de padecer en los años posteriores enfermedades como:
- Alergias y asma
- Enfermedad Celiaca
- Obesidad
- Diabetes tipo 1 y 2
- Distintas enfermedades inflamatorias del intestino
No obstante, a día de hoy resultaría imposible implementar cualquier estrategia de salud comunitaria dejando fuera a los antibióticos, por lo que los esfuerzos en que estos sean cada vez más eficientes y menos dañinos para los microorganismos que no son diana, se ha convertido en una tarea prioritaria.
Otros medicamentos que producen cambios en la microbiota
Como indicaba en las primeras líneas, el gran avance investigador no reside en conocer el impacto de los antibióticos en la microbiota, sino hacerlo sobre otro tipo de medicamentos que poco o nada habían sido investigados en esa línea hasta hace pocos años.

En este sentido, diversos son los tipos de medicamentos estudiados en el último lustro y que han arrojado resultados más que interesantes. Hablamos de:
- Metformina y otros anitidiabéticos
- AINES (antinflamatorios no esteroideos)
- Inhibidores de la bomba de protones
- Antipsicóticos atípicos
Y aunque todavía nos encontramos con mucho camino por recorrer en el conocimiento del impacto de estos y otros medicamentos, pasamos a destacar algunas de las conclusiones a las que han llegado algunos de los citados estudios.
Antiinflamatorios no esteroideos y modificación de la microbiota
Diversas investigaciones han prospectado el impacto de este tipo de medicamentos en la microbiota humana. Una de ellas, publicada por Rogers & Aronoff en el año 2016, tenía entre algunas de sus conclusiones:
- La cantidad de medicamentos no tuvo un impacto significativo en la biodiversidad intestinal, pero sí lo hicieron los tipos específicos de medicamentos.
- Los usuarios de AINEs exhibieron un perfil de microbioma intestinal diferente al de los no usuarios.
- La composición bacteriana varió para medicamentos específicos:
- Los usuarios de ibuprofeno y celecoxib tenían perfiles de microbioma similares.
- Los que por su parte habían ingerido naproxeno y ketorolaco tenían perfiles diferentes.
Además de todo ello, encontraron que el ibuprofeno podía aumentar hasta en dos veces el riesgo de eventos coronarios, hecho vinculado a los hallazgos previos de Wang y colaboradores en 2011 publicados en la revista Nature, donde a través de un estudio metabolómico en ratones concluían que la microbiota intestinal podía promover la enfermedad cardiovascular mediante el metabolismo de la fosfatidilcolina.
Sea como fuere, aún queda mucho recorrido para conocer en profundidad el posible impacto de los antinflamatorios no esteroideos en el microbioma humano.
Inhibidores de la bomba de protones (IBP) y microbiota
En el caso de los inhibidores de la bomba de protones, la evidencia es más clara. A lo largo de los últimos años, diversos estudios han dejado patentes grandes cambios en el microbioma intestinal, propiciados por el uso continuado de este tipo de medicamentos.

De entre las problemáticas surgidas a raíz de estos cambios en el microbioma podemos destacar:
- Mayor riesgo de tener problemas relacionados con Clostridium difficile, Salmonella *spp, Campylobacter spp y otras infecciones entéricas, provocadas, probablemente, por el efecto de los IBP sobre el ácido estomacal.
- *Spp hace referencia a que se da en todas las especies de ese género bacteriano.
- Probabilidad aumentada de tener episodios de diarreas y colitis.
- Disminución de la proporción bacteriana del género Bifidobacterium, entre otros, favoreciendo así la susceptibilidad a la infección por C. difficile.
Más de 1000 medicamentos a análisis y la mayoría con impacto en la microbiota
He dejado lo mejor para el final.
Y es que el estudio más potente realizado hasta el momento en el espectro de la detección de posibles efectos adversos de los medicamentos en la microbiota fue el ejecutado por Lisa Maier y colaboradores, denominado “Extensive impact of non-antibiotic drugs on human gut bacteria” y publicado en la revista Nature en 2018.
En dicho estudio se llegaron a examinar más de 1000 medicamentos y 40 cepas bacterianas intestinales representativas.
El gran resumen del paper sería que se descubrió que el 24 % de los medicamentos con objetivos humanos inhibieron el crecimiento de, al menos, una cepa. Pero es interesante conocer otros datos del informe en mayor profundidad.
- En el estudio se utilizaron tanto fármacos dirigidos a humanos, es decir, que tienen dianas moleculares en células humanas, como antiinfecciosos (antibióticos y antisépticos).
- Las especies bacterianas utilizadas representaban alrededor del 78 % de la abundancia relativa media del microbioma intestinal humano a nivel de género y del 60 % a nivel de especie.
- De los 156 antibacterianos probados, el 78% fueron activos contra al menos una especie.
- El 27% de los medicamentos no antibióticos también produjo ese impacto.
- En general, las especies con mayor abundancia relativa entre individuos sanos fueron significativamente más susceptibles a los medicamentos dirigidos a humanos.
En síntesis, los medicamentos de la gama antibiótica vuelven a demostrar un gran efecto modulador de la microbiota, pero también los no antibióticos, aunque en menor medida.
Probablemente, el punto más interesante sea que las especies asociadas a la salud son las más susceptibles al impacto de los citados medicamentos.
Por todo y ello, y a modo de conclusión, queda claro que, tanto por parte de los responsables médicos como de los ciudadanos, debe comenzar un cambio de mentalidad respecto a la elección de tratamiento de distintos procesos de enfermedad.
Si bien habrá momentos en los que sea imprescindible acudir a los medicamentos, lo cierto es que los efectos secundario menos visibles, los producidos en la microbiota, quedan cada vez más claros atendiendo a la evidencia científica.

Bibliografía
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