La autofagia es un proceso de degradación y reciclaje celular que cumple una función esencial en nuestra salud. Te cuento todo lo que debes saber.
La autofagia y el recambio constante de células en nuestro organismo
No podemos entender la autofagia sin tener presente que nuestro organismo, a nivel celular, está en constante evolución. Con distintos “tiempos”, las células de todo nuestro cuerpo se van reemplazando. Por ejemplo, se estima que anualmente cambiamos todas las células pancreáticas mientras que el mismo proceso a nivel intestinal se demorará casi dieciséis años.
En dicho recambio celular se generan una serie de “residuos” que nuestro cuerpo necesita “limpiar”. Es este proceso de reciclaje de deshechos celulares, que explico en profundidad a continuación, el que se conoce como autofagia.
Historia del concepto de autofagia
El bioquímico inglés Christian de Duve sería el encargado de acuñar el término autofagia, que significa «comerse a sí mismo» (auto = a uno mismo + fagia = comer), en la década de 1950.
Sus estudios sobre las estructuras celulares le permitieron detectar ese proceso de degradación, cuyo interés se ha renovado en los últimos años, sobre todo tras otorgársele el Premio Nobel de Medicina en 2016 al investigador japonés Yoshinori Ohsumi, por su trabajo sobre el funcionamiento de la autofagia.
Tipos de autofagia
La ciencia, a día de hoy, distingue tres tipos de autofagia:
- Macroautofagia
- Microautofagia
- Autofagia mediada por chaperonas
Además de ello, ya se han identificado 32 genes relacionados con este proceso.
¿Por qué es importante que funcione correctamente?
Porque los estudios sobre este mecanismo interno del ser humano demuestran que existen vínculos claros entre las mutaciones en los genes que controlan la autofagia y las enfermedades humanas, con un especial impacto en problemas inflamatorios, trastornos neurodegenerativos o el cáncer.
Por todo ello, la ciencia destaca a la autofagia como un determinante claro de la salud, siendo una de las herramientas con mayor potencial presente y futuro en las intervenciones y enfoques terapéuticos.
Además, hay que destacar dos aspectos importantes:
- La capacidad de nuestro cuerpo de realizar las labores de autofagia disminuye con la edad, de ahí que los ancianos sean más propensos a padecer múltiples patologías.
- Este proceso está vinculado a los pilares de la salud, ya que el ejercicio físico o el uso del ayuno tienen la capacidad de activar la autofagia.
¿Cómo potenciar la autofagia?
Llegados a este punto, y tras ver la importancia que este proceso tiene para nuestra salud presente y futura, será interesante conocer qué podemos hacer nosotros para potenciar la autofagia y su correcto funcionamiento.
- En primer lugar y como comentaba anteriormente, podemos utilizar el ayuno.
- Evolutivamente tiene mucho sentido, sobre todo si pensamos que el acceso a los alimentos era mucho más irregular en el pasado.
- Con ejercicio físico, especialmente con los de alta intensidad también conocidos como HIT.
- Dando el menor trabajo posible a los detoxificadores de nuestro organismo: hígado, riñones, microbiota intestinal… Y eso quiere decir, evitar en la medida de lo posible tóxicos alimentarios, disruptores endocrinos, fármacos, etc.
- Y vinculado a lo anterior, intentando mantener la eubiosis microbiana en nuestro cuerpo.
- Podemos intercalar de vez en cuando días hipocalóricos orientados a potenciar la autofagia.
- Tener un correcto descanso y calidad del sueño también será muy interesante, ya que en esas horas, nuestro cuerpo está más orientado a la reparación celular que durante el día.
- Concatenado con lo anterior, tener “en hora” nuestro ritmo circadiano también nos ayudará con la homeostasis de la autofagia.
Como podemos comprobar, la autofagia es un proceso realmente relevante para nuestra salud. De ahí la importancia de conocerlo y potenciarlo.

Bibliografía
- Deter RL, De Duve C. Influence of glucagon, an inducer of cellular autophagy, on some physical properties of rat liver lysosomes. J Cell Biol. 1967 May;33(2):437-49. doi: 10.1083/jcb.33.2.437. PMID: 4292315; PMCID: PMC2108350.
- Glick D, Barth S, Macleod KF. Autophagy: cellular and molecular mechanisms. J Pathol. 2010 May;221(1):3-12. doi: 10.1002/path.2697. PMID: 20225336; PMCID: PMC2990190.
- Klionsky DJ, Petroni G, Amaravadi RK, Baehrecke EH, Ballabio A, Boya P, Bravo-San Pedro JM, Cadwell K, Cecconi F, Choi AMK, Choi ME, Chu CT, Codogno P, Colombo MI, Cuervo AM, Deretic V, Dikic I, Elazar Z, Eskelinen EL, Fimia GM, Gewirtz DA, Green DR, Hansen M, Jäättelä M, Johansen T, Juhász G, Karantza V, Kraft C, Kroemer G, Ktistakis NT, Kumar S, Lopez-Otin C, Macleod KF, Madeo F, Martinez J, Meléndez A, Mizushima N, Münz C, Penninger JM, Perera RM, Piacentini M, Reggiori F, Rubinsztein DC, Ryan KM, Sadoshima J, Santambrogio L, Scorrano L, Simon HU, Simon AK, Simonsen A, Stolz A, Tavernarakis N, Tooze SA, Yoshimori T, Yuan J, Yue Z, Zhong Q, Galluzzi L, Pietrocola F. Autophagy in major human diseases. EMBO J. 2021 Oct 1;40(19):e108863. doi: 10.15252/embj.2021108863. Epub 2021 Aug 30. PMID: 34459017; PMCID: PMC8488577.
- Levine B, Kroemer G. Biological Functions of Autophagy Genes: A Disease Perspective. Cell. 2019 Jan 10;176(1-2):11-42. doi: 10.1016/j.cell.2018.09.048. PMID: 30633901; PMCID: PMC6347410.
- Parzych KR, Klionsky DJ. An overview of autophagy: morphology, mechanism, and regulation. Antioxid Redox Signal. 2014 Jan 20;20(3):460-73. doi: 10.1089/ars.2013.5371. Epub 2013 Aug 2. PMID: 23725295; PMCID: PMC3894687.