Resistencia a la insulina, periodontitis y Alzheimer
Si bien el Alzheimer es una patología idiopática (de origen desconocido), lo cierto es que en los últimos años se han abierto varias vías de investigación muy interesantes, una de ellas relacionada directamente con el microbioma humano (que te invito a conocer en profundidad en su apartado correspondiente).
Me estoy refiriendo a la relación entre la enfermedad periodontal (de la que también hablamos en nuestro apartado de microbiota oral) y el Alzheimer, así como también al vínculo entre la resistencia a la insulina y esta patología neurodegenerativa.
Sin ahondar en las características del Alzheimer, ya que trataremos en profundidad esta enfermedad en otro apartado de la web, es interesante poner en valor la importancia de los nuevos descubrimientos y el hecho de que estos puedan permitir generar un cambio en la práctica clínica y el cuidado de los pacientes, en el ámbito de la misma.
Es por ello que hoy, y como es habitual en este apartado de la web, me dispongo a reflexionar sobre un posible futuro no muy lejano.
En este caso, en ese futuro se incorporan distintos profesionales al abordaje del Alzheimer: los dietistas o nutricionistas y los dentistas (u odontólogos). Expliquemos por qué.
La relación entre periodontitis y Alzheimer
La investigación enfocada a desvelar las incógnitas existentes entre la relación de la enfermedad periodontal con el Alzheimer, ha tomado especial relevancia en el último lustro.
Se parte del conocimiento de la existencia de un tipo de neuroinflamación en los pacientes con enfermedad de Alzheimer, compatible con la sintomatología de una infección oral. Algunos de esos síntomas de los que hablamos, son:
- Activación de la microglía (un tipo de célula inmunitaria neuronal).
- Activación del inflamasoma (relacionado también con la respuesta inmune).
- Perfiles de citocinas (o citoquinas) alterados.
Además, en el caso de los problemas orales, la ciencia ha demostrado que cuando en una persona se encuentran niveles elevados de anticuerpos especializados en la lucha contra las bacterias periodontales, existe una mayor probabilidad de tener un estado proinflamatorio sistémico aumentado. Siendo así, esa inflamación sistémica podría, por tanto, tener impacto a nivel cerebral.
Porphyromonas gingivalis el patógeno clave
No obstante, el auténtico protagonista de esta línea de investigación es Porphyromonas gingivalis. Hablamos de un patógeno habitual en el microbioma oral, clave en el desarrollo de la periodontitis crónica y factor de riesgo para el desarrollo de placas amiloides, tan vinculadas a la enfermedad de Alzheimer y la demencia.
La clave reside en que P. gingivalis produce gran cantidad de toxinas en forma de una sustancia denominada gingipaína. Siendo así, el hecho de que los investigadores hayan encontrado una respuesta inmunitaria significativamente aumentada a esa bacteria en los cerebros de los individuos con Alzheimer, unido a la identificación del patógeno en el líquido cefalorraquídeo de los mismos, hace pensar en un claro vínculo entre ambas patologías, así como también teorizar sobre el hecho de que el análisis de P. gingivalis pueda servir como marcador de diagnóstico diferencial del Alzheimer.
Resultados prometedores en ratones en el tratamiento de periodontitis y Alzheimer
Dominy y colaboradores (2019) en uno de los estudios con más impacto en la relación entre la periodontitis y la enfermedad de Alzheimer, mediada por P. gingivalis, nos ofrecen evidencia de que la presencia de este patógeno, así como de sus toxinas en forma de gingipaína en el cerebro, juegan un papel central en la patogénesis del Alzheimer.
Otro aspecto interesante de esta investigación es la exposición de resultados halagüeños sobre la inhibición de las moléculas tóxicas de este patógeno.
No obstante, existe aún un largo camino para dirimir aspectos importantes en esta relación entre la enfermedad de Alzheimer y la periodontitis, como:
- En primer lugar, la bidireccionalidad de la misma. Partimos de la base de que existe una capacidad reducida para cuidar la higiene bucal a medida que avanza la enfermedad de Alzheimer y no se sabe hasta qué punto el que P. gingivalis esté presente en el cerebro de pacientes con Alzheimer se debe a la periodontitis o esta es consecuencia de la propia evolución de esta patología neurodegenerativa.
- Otro punto importante es que aún no se conoce el impacto de la posible existencia de cepas específicas de Porphyromonas gingivalis, las cuales sean exclusivas del vínculo entre la periodontitis y el Alzheimer.
- Además, a día de hoy, el tratamiento con antibióticos de amplio espectro rara vez erradica P. gingivalis y esto puede provocar una resistencia aumentada del patógeno.
- Y, finalmente, la problemática relacionada con los biofilms bacterianos, de los que hemos hablado ya en la web y que pueden dificultar el abordaje de la erradicación de esta bacteria.
La importancia de las estrategias de salud oral
Sea como fuere, los expertos concluyen que las estrategias de cuidado de la higiene bucal deben incluirse en la atención médica de rutina de los pacientes con demencia y/o deterioro cognitivo, así como en cualquier caso de neuroinflamación, con la intención de prevenir la neurodegeneración.
Asimismo, es más que interesante incidir en el conocimiento de la población acerca de la importancia de la salud oral como método de prevención de posibles problemas neuroinflamatorios.
Resistencia a la insulina, diabetes y Alzheimer
Esta es la segunda línea de investigación a la que quiero hacer mención en el día de hoy. En este caso, la idea inicial es que la ciencia ha demostrado que el desequilibrio en la correcta gestión de la glucosa a nivel cerebral, es factor de riesgo de aparición de numerosas enfermedades nerviosas.
En este sentido, la homeostasis del trabajo de la insulina se plantea como eje en esa relación. Es por ello que diversos estudios epidemiológicos apoyan la asociación entre diabetes y Alzheimer. De hecho, un metaanálisis del año 2013 concluía que en la población diabética el riesgo de todos los tipos de demencia aumenta en un 73%, nada más y nada menos.
Asimismo, un importante estudio de Arnold y colaboradores (2018) publicado en la sección de neurología de Nature, concluía, entre otros aspectos que:
- La diabetes mellitus tipo 2 aumenta sustancialmente el riesgo de demencias neurodegenerativas en la vejez, especialmente la enfermedad de Alzheimer.
- La diabetes mellitus tipo 2 se asocia con la resistencia a la insulina del cerebro y los estudios sugieren que dicha resistencia es una característica de la enfermedad de Alzheimer.
- No obstante, no está claro si las dos condiciones están vinculadas mecánicamente o representan sucesos no relacionados propios del envejecimiento.
Retomando lo concerniente a la insulina, es necesario destacar que otra de sus características es la de tener una función neuroprotectora de las células cerebrales, contrarrestando así la apoptosis (muerte celular), el estrés oxidativo o la toxicidad de las placas amiloideas, por lo que no tener un correcto funcionamiento de la misma, puede provocar otros problemas a largo plazo.
Y de nuevo la inflamación…
Y en este sentido, el concepto de inflamación vuelve a ser importante. La evidencia científica es clara sobre ello, atestiguando que las citocinas proinflamatorias inducen a una resistencia a la insulina tanto central como periférica por distintas vías. Precisamente, los biomarcadores de esa inflamación han permitido detectar grandes similitudes entre la diabetes y Alzheimer.
Si bien, como exponen Arnold y colaboradores en el estudio antes citado, no se puede dar como asegurada la relación directa entre diabetes y Alzheimer, es igualmente cierto que diversos estudios defienden como patente que la resistencia a la insulina y el metabolismo cerebral alterado de la glucosa son factores primordiales en la patogénesis temprana de la enfermedad. Por ello, parece que la relación entre resistencia a la insulina, inflamación, diabetes y Alzheimer es, como poco, plausible.
Nuevas vías de abordaje
Finalmente quiero destacar también la existencia de varios estudios en curso sobre distintos abordajes en el tratamiento del Alzheimer mediado por la insulina. Hablo de:
- Administración de insulina directamente a las regiones cerebrales afectadas.
- Administración de insulina intranasal.
- Desarrollo de nuevos fármacos.
- Exploración de miméticos de insulina que cruzan fácilmente la barrera hematoencefálica.
Sea como fuere, los próximos años serán clave en despejar las incógnitas en torno a todo lo expuesto.
Conclusiones sobre la relación entre resistencia a la insulina, periodontitis y Alzheimer
Poco he hablado de los profesionales que dan título a este artículo de “adelantándome al futuro”, pero es que la evidencia científica tiene prioridad.
Ahora que ya podemos hablar con propiedad de la importancia de la salud oral y del control de la correcta homeostasis de la insulina en el abordaje del Alzheimer, las figuras del dentista y el dietista o nutricionista cobran mucho más sentido.
A día de hoy es común que en el equipo profesional de los centros especializados en el cuidado de personas con este tipo de patologías coexistan médicos, enfermeros, psicólogos, neuropsicólogos, terapeutas ocupacionales, fisioterapeutas y se hable de estimulación visual, musicoterapia o la estimulación psicomotriz, pero poco o nada de la importancia de una buena alimentación o una buena salud oral.
Ejemplo de ello es la imagen que muestro a continuación, la cual pertenece al menú de uno de estos centros, supuestamente de los más punteros de Andalucía.
Bollería, galletas, mermelada y margarina…, nada más que añadir señoría.
Principio de precaución sobre la relación entre periodontitis y Alzheimer
Por todo ello y, atendiendo al principio de precaución del que hablábamos en nuestro apartado de disrupción endocrina, el máximo cuidado por la salud oral, unido a la correcta alimentación y lucha contra la resistencia a la insulina, parece, evidencia en mano, más que necesaria.
Obviamente el papel lo aguanta todo, por lo que no está de más incidir en que indico esto con la máxima empatía, entendiendo la gran dificultad inherente al cuidado y tratamiento de pacientes con estados agravados y/o trastornos asociados. No obstante, lo hago en pro del bienestar de los mismos, por lo que me parecen ideas, cuanto menos, planteables.
Y más relevante se vuelve aún en las etapas tempranas de este tipo de dolencias, dónde el impacto de revertir problemas de salud bucodental y de resistencia a la insulina pueden jugar un papel vital en la evolución de la enfermedad.
Además, creo sin temor a duda, que es una idea que se puede (y debe) extrapolar a cualquier centro de mayores enfocado, o no, a patologías específicas.
Por todo ello, me encantaría ver en un futuro no muy lejano a dietistas o nutricionistas y odontólogos participando activamente en el día a día del abordaje del Alzheimer. Estoy seguro de que conllevaría cambios muy positivos en los pacientes.
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