La falta de relaciones sociales se ha asociado con diversos problemas de salud. Abordamos su importancia, potenciada, en estos tiempos de pandemia.
Somos seres sociales y eso nos marca más de lo que pensamos
Si algo tengo claro es que el abordaje de un estilo de vida saludable es multifactorial, teniendo especial relevancia la alimentación, pero en el que también juegan un papel importante la actividad física, la calidad del sueño y la gestión del estrés, como factores fundamentales.
Pero además de los citados, hay otras dos “patas de este banco” que hay que poner de relieve y que abordamos en la web. Por una parte, los disruptores endocrinos y, por otra, las relaciones sociales o interpersonales de las que hablamos en este artículo.
Y es que, aunque a veces no lo parezca, somos esencialmente seres sociales.
Durante siglos, al amparo de la filosofía, la sociología o la psicología, el concepto del ser humano, como un ente social, ha sido ampliamente estudiado. Podemos citar aquí la hipótesis de pertenencia de Baumeister y Leary o la teoría evolutiva de la soledad de John Cacioppo, en las que se teoriza acerca de la protección frente a factores ambientales o la dependencia social, como puntos clave para la supervivencia.
Además, se ha constatado que la valoración de las posibles amenazas es mayor, así como también el estrés general a nivel vital, en personas con una autopercepción de aislamiento.
Agravamiento de la falta de relaciones sociales
Con todo ello, en las últimas décadas, y especialmente tras la llegada de la pandemia de COVID-19, el impacto de la falta de contacto social se ha convertido en un elemente con especial interés para la ciencia en el ámbito de la salud.
Investigaciones de pandemias previas como la del VIH o la influenza, encontraron que el apoyo social se asoció con tasas más bajas de problemas de salud mental.
El paradigma pandémico actual impide, en gran medida, que el apoyo social esté realmente presente, con su consecuente impacto en la salud mental e, indirectamente, en la salud física de los ciudadanos.
Aislamiento social, ansiedad y depresión
El concepto de aislamiento social hace referencia a la ausencia total de relaciones interpersonales y se ha vinculado a nivel científico con efectos negativos a nivel mental y físico, como, por ejemplo:
- Ansiedad
- Depresión
- Enfermedades cardiovasculares
- Diabetes
- Y en general con un incremento en la mortalidad
Por todo ello es necesario poner en valor la importancia de recuperar las relaciones sociales de calidad. En un mundo tan individualista como el nuestro y en el que la COVID está causando tantos estragos, es necesario que, tanto a nivel individual, como colectivo, social y político se sienten las bases para mitigar el impacto negativo de la falta de relaciones sociales.
Interleuquina (o interleucina) 6, calidad del sueño y relaciones sociales
Un ejemplo de los efectos positivos de mejorar los vínculos sociales es el estudio de Friedman y colaboradores, en el que vinculaban los niveles de compromiso social, calidad del sueño e IL-6 (interleuquina 6), una glucoproteína que puede ser proinflamatoria y cuyos niveles son buenos predictores de estados inflamatorios y negativos para la salud.
Algunos de los resultados obtenidos en esta investigación fueron:
- La eficiencia del sueño y las relaciones positivas con otros predijeron significativamente los niveles de IL-6.
- Las mujeres con buenos lazos sociales y buena eficiencia del sueño tenían niveles más bajos de IL-6.
- También se encontró evidencia sobre la existencia de efectos compensatorios, ya que en los casos de que uno de los dos parámetros estuviera bien balanceados, la tendencia a la normalización de los niveles de interleucina 6 era patente.
Recuperemos de manera segura y saludable las relaciones sociales
Sea como fuere, hoy en día la capacidad de vivir en sociedad, compartir buenos momentos y recuperar el contacto (incluso físico) con otros individuos, se ha vuelto más importante que nunca.
Obviamente hay que hacerlo al amparo de la seguridad, cumpliendo los protocolos y siendo lógicos y coherentes, para que esas relaciones sociales puedan ser saludables y de calidad.
Nos toca ser más resilientes que nunca y luchar por recuperar todo lo bueno que otorgan las relaciones sociales y mitigar el impacto negativo de la falta de las mismas, la soledad y el aislamiento.
Bibliografía
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