Por desgracia, los datos de problemas para concebir un hijo y, en casos más graves, de infertilidad, se calcula que afectan a un 17% de las parejas españolas en edad reproductiva.
Por ello, las clínicas de fertilidad han proliferado en la última década de manera exponencial.
Sin embargo, las estrategias que deberían formar la base para mejorar la capacidad de concebir, pasan muchas veces desapercibidas, desgraciadamente. No hablo de otra cosa que los hábitos y el estilo de vida de hombres y mujeres.
Analicemos este hecho.
Estilo de vida y fertilidad
La ciencia deja patente que el estilo de vida puede afectar la fertilidad de cualquier persona. Algunos factores relacionados con la manera en que vivimos y que pueden afectar dicha fertilidad incluyen:
- Alimentación: Una dieta equilibrada y saludable puede mejorar la capacidad de concebir. Es importante obtener una variedad de nutrientes, incluyendo proteínas, grasas saludables, frutas, verduras y carbohidratos complejos.
- Ejercicio: El ejercicio regular puede mejorar la fertilidad al mantener un peso saludable y controlar el estrés.
- Sin embargo, el ejercicio excesivo puede afectar la fertilidad al reducir los niveles de hormonas reproductivas.
- Consumo de alcohol y tabaco: El consumo excesivo de alcohol y el tabaquismo pueden afectar negativamente a capacidad reproductiva.
- Estrés: El estrés crónico puede afectar la fertilidad al interferir con la producción de hormonas reproductivas.
- Factores médicos y enfermedades: patologías como la obesidad, la diabetes o los trastornos hormonales pueden afectar directamente a la capacidad de concebir.
- La contaminación ambiental: la cual perjudica la fertilidad en todas las especies de mamíferos. Cualquier contaminante que afecte la homeostasis hormonal y/o el aparato reproductivo, inevitablemente daña el desempeño reproductivo.
¿Y que hay de la microbiota? ¿Alguna relación? Pues veámoslo.
Fertilidad y microbiota
Por todos es sabido que la microbiota tiene un papel importante en la salud y el funcionamiento del cuerpo humano. Sin embargo, pocos conocen su vínculo con la fertilidad.
La realidad es que la microbiota vaginal puede afectar la fertilidad de varias maneras. Por ejemplo, la presencia de ciertas bacterias en la vagina puede afectar el pH y la producción de ácido láctico, lo que puede afectar la capacidad del óvulo para implantarse en el útero. Además, la microbiota del tracto reproductivo puede afectar el desarrollo de embarazos ectópicos, que ocurren cuando el embrión se implanta fuera del útero.
En el caso de los hombres, la microbiota del tracto reproductivo masculino también puede afectar la fertilidad. Por ejemplo, la presencia de ciertas bacterias en el tracto urinario puede afectar la calidad del esperma y su capacidad para fertilizar el óvulo.
Además, la microbiota intestinal puede afectar la producción de hormonas y la función de los testículos, lo que puede tener un impacto significativo en la cantidad y calidad del esperma.
Si bien aún quedan muchos aspectos de esta relación por dilucidar, va quedando patente la importancia de la microbiota en el correcto equilibrio de los factores esenciales en los procesos de fertilidad humanos.
Pero no queda ahí la cosa. Los estados de disbiosis o desequilibrio en los microorganismos presentes en otras zonas, a priori, desconectadas del sistema reproductivo, también pueden impactar. Es el caso de la disbiosis oral.
Fertilidad y disbiosis oral
La ciencia ya ha investigado la relación entre la disbiosis oral y la fertilidad, y se ha encontrado que la esta puede afectar a la capacidad de concebir de varias maneras:
- Por ejemplo, se ha demostrado que la presencia de ciertas bacterias en la boca puede afectar la cantidad y la calidad del esperma, así como la capacidad del esperma para fertilizar el óvulo.
- Además, se ha encontrado que la disbiosis oral puede afectar la producción de hormonas y la función de los testículos, lo que también puede afectar la fertilidad.
Salud mental: la gran descuidada de la fertilidad
Tanto los problemas que puedan derivarse de los intentos fallidos de concebir, como patologías de salud mental previas están tomando relevancia a nivel investigador en los últimos años.
Siendo así, estudios sobre la ansiedad y la depresión en el entorno de la fertilidad están arrojando conclusiones como estas:
- La depresión activa en la pareja masculina puede reducir la probabilidad de embarazo.
- El uso de antidepresivos maternos está asociado con la pérdida del embarazo en el primer trimestre, aunque puede depender del tipo de antidepresivo.
- Las intervenciones psicológicas para mujeres con infertilidad tienen el potencial de disminuir la ansiedad y la depresión y pueden conducir a tasas de embarazo significativamente más altas.
El estigma sobre las mujeres: datos de infertilidad masculinos
Punto especialmente relevante, este. Es innegable que cuando pensamos en fertilidad y concepción, nuestro cerebro nos guíe hacia las mujeres. ERROR.
Este es un problema por muchos motivos, aunque principalmente podríamos hablar de la gran carga psicológica que eso supone para ellas, así como por el hecho de minusvalorar el peso que la infertilidad masculina tiene en este ámbito.
Tanto es así, que un relevante estudio publicado en 2015 sobre las tasas de infertilidad debidas a factores masculinos concluía:
- La infertilidad debida al factor masculino osciló entre el 20 % y el 70 %.
- El porcentaje de hombres infértiles osciló entre el 2,5 % y el 12 %.
- Las tasas de infertilidad fueron más altas en África y Europa central y oriental.
- Las tasas de infertilidad masculina en América del norte, Australia y Europa central y del este variaron entre 4,5% y 12 %.
Por todo ello, debemos dejar de cargar a las mujeres con el estigma que parece indicar que ellas son la causa de un problema mucho más multifactorial del que parece y donde el peso de la infertilidad masculina juega un papel principal.
Visión integral de la fertilidad
Por todo lo visto, me gustaría imaginar un futuro en el que las parejas que desgraciadamente tienen problemas para concebir y acuden a un centro especializado, reciban una formación en la que se destaque la importancia de cuidar el organismo al completo, en un intento de maximizar las opciones de procrear.
Esa visión integral deberá abarcar aspectos nutricionales, de actividad física o de tratamiento de problemas como el sobrepeso/obesidad o posibles disbiosis orales o vaginales.
Asimismo, se pondrá sobre la mesa la importancia que ambos miembros de la pareja tienen en el éxito de la concepción, sobre todo atendiendo a los datos de infertilidad masculina a escala global.
Además de ello, los aspectos psicológicos como la gestión del estrés o la ansiedad, también serán explicados, atendidos y apoyados.
Estoy seguro de que entonces, los tratamientos positivos de fertilidad aumentarían, así como también la satisfacción de esos padres que han pasado momentos tan duros por no poder “quedarse embarazados”.
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