¿Qué son los probióticos?
Sin duda es el concepto más de moda en el ámbito de la microbiota y, en muchos casos, el más erróneamente utilizado dentro de todos los que se relacionan con el microbioma humano. Entonces, ¿Qué son realmente los probióticos?
La definición de consenso de la ISAPP (Asociación Científica Internacional de Probióticos y Prebióticos), que es la más aceptada a nivel científico, indica que los probióticos son “microorganismos vivos que, cuando se administran en cantidades adecuadas, confieren un beneficio para la salud del huésped”. Este concepto viene a ser una versión mínimamente corregida del propuesto por la OMS ya en 2001.
Partiendo de este, punto podemos ahondar en los aspectos fundamentales de la definición.
- Microorganismos vivos. Es una característica fundamental. Recordemos que en caso de estar inactivados podrían considerarse, dependiendo de si están formulados como tal, como posbióticos, como ya indicamos en su apartado correspondiente de nuestra web.
- Cantidades adecuadas. Aunque ampliaremos la información referente a este aspecto más adelante, el concepto de cantidad adecuada hace referencia a los mínimos exigibles en número de microorganismos que se entiende que van a aportar esos beneficios para la salud, partiendo de los resultados de investigaciones científicas que así lo avalen.
- Asimismo, este concepto hace referencia también a no excederse en el consumo de los mismos, ya que esto podría tener efectos negativos en el ser humano.
- Beneficios: sin duda el hecho de que aporten un beneficio al huésped es la razón de ser de los probióticos. A destacar varios aspectos generales en este sentido:
- Los beneficios deben estar respaldados por la ciencia.
- Los aspectos positivos que aportan los probioticos, de manera más o menos genérica, se asocian a la creación de un entorno intestinal más favorable y al apoyo al sistema inmunológico.
En resumen, cuando hablamos de probióticos lo hacemos de suplementos nutricionales cuya base son microorganismos vivos, esencialmente bacterias, los cuáles a través de distintos mecanismos proporcionarán beneficios para el ser humano (u otros tipos seres vivos). Pasamos a profundizar sobre los citados beneficios según lo que nos indica la ciencia.
Principales beneficios de los probióticos
Si en alguna ocasión te has preguntado para qué sirven los probióticos, te lo explico a continuación. Como destaca la ISAPP, los beneficios aportados por los probióticos se pueden agrupar en tres categorías: generalizados, frecuentes y raros, dependiendo de la especificidad de los mismos.
Beneficios asociados a la mayoría de los probióticos estudiados
- Producción de ácidos grasos de cadena corta.
- Regulación del tránsito intestinal.
- Ayuda en el reequilibrio de una microbiota desbalanceada.
- Aumento del recambio de enterocitos.
- Resistencia a la colonización y exclusión de patógenos por la competencia de nutrientes.
Beneficios frecuentes a nivel de especie
- Síntesis de vitaminas.
- Antagonismo directo y capacidad de ejercer un efecto de control biológico.
- Refuerzo de la barrera intestinal.
- Metabolismo de las sales biliares.
- Actividad enzimática.
- Neutralización de carcinógenos.
Beneficios raros, específicos a nivel de cepa
- Efectos neurológicos.
- Producción de bioactivos específicos.
- Efectos inmunológicos.
- Efectos endocrinos.
Como podemos ver, los beneficios inherentes a los probióticos son muchos y muy variados, si bien hay ciertos aspectos a tener en cuenta y que veremos a lo largo del artículo.
No obstante, lo primero que puede resaltar es el hecho de que existan distintos beneficios si hablamos a nivel de especie o de cepa. Este es un aspecto diferencial y que marcará el devenir de la importancia y la capacidad beneficiosa de los probioticos para el ser humano en las próximas décadas, pero no nos adelantemos.
Criterios a nivel de evidencia científica sobre los probióticos
Como indicábamos, es necesario que la ciencia valide la relación entre la toma de determinados microorganismos, ya sea a nivel de especie o cepa, y sus beneficios en el huésped. Asimismo, esos aspectos positivos pueden estar relacionados con la existencia (o no) de patologías concretas.
Sea como fuere, a nivel científico, la asociación entre una sustancia y un resultado deseado, se basa en distintos criterios entre los que podemos destacar:
- Fuerza de asociación (mayor o menor nivel de causa efecto).
- Replicación de hallazgos.
- Diseño de los estudios que presentan la evidencia.
- Coherencia entre distintos estudios que intentan medir lo mismo.
- Limitaciones específicas de cada investigación.
Estos no son los únicos criterios, pero he destacado los más generales y menos técnicos.
En cualquier caso, lo que subyace de todo ello es que es necesaria una validación científica que confiera seguridad a la formulación y toma de probióticos.
En este sentido, paso a destacar algunos metaanálisis sobre la utilización de los probioticos en el tratamiento de distintas patologías y la evidencia encontrada al respecto.
Los probióticos en el tratamiento de enfermedades gastrointestinales
Comenzamos con uno de los mayores metaanálisis realizados hasta la fecha, el publicado por Ritchie y Romanuk (2012) acerca del potencial de los probióticos en las enfermedades gastrointestinales, que contó con 74 estudios, 84 ensayos y 10.351 pacientes totales.
Entre las enfermedades estudiadas encontramos la diarrea del viajero, la enfermedad por Clostridium difficile, el Síndrome de Intestino Irritable, los problemas de Helicobacter pylori, la enterocolitis necrosante o necrotizante (patología asociada al colon de los recién nacidos) o la pouchitis (una inflamación del reservorio ileoanal).
A nivel general y específico en cuanto a las especies probióticas, los resultados más llamativos de este metaanálisis fueron:
- De manera generalizada se encontró un efecto significativo de los probióticos en la prevención y el tratamiento de las enfermedades gastrointestinales.
- No obstante, la diarrea del viajero y la enterocolitis necrotizante, no mostraron ningún efecto significativo relacionado con los probióticos.
- La pouchitis, recibió los mayores beneficios potenciales del uso de probióticos de todas las enfermedades analizadas.
- En este metanálisis, Lactobacillus acidophilus, Lactobacillus plantarum y Bifidobacterium infantis no tuvieron efectos potenciales significativos, lo que demuestra que no son efectivos en todas las enfermedades gastrointestinales.
- Otras especies incluidas y, por ende, con efectos probióticos beneficiosos fueron:
- Dos especies de Lactobacillus (L. casei y L. delbrueckii subspecies bulgaricus).
- Dos especies de Bifidobacterium (B. longum y B. breve).
- Una especie de Streptococcus (S. salivarius).
Como conclusión general, los autores defienden que este metanálisis que contaba con una muestra conjunta de 10.351 pacientes muestra que, en general, los probióticos son beneficiosos en el tratamiento y la prevención de enfermedades gastrointestinales, aunque como idea importante y, como destacamos anteriormente, no todos los probióticos/todas las bacterias tienen los mismos efectos en el organismo, por lo que no se pueden usar indistintamente.
Probióticos en el estreñimiento funcional en niños
Ya en el año 2018, Jin y colaboradores 2018 presentaban un metanálisis sobre el tratamiento con probióticos en el estreñimiento funcional en niños, con cuatro ensayos que incluía un total de 382 pacientes.
Los estudios pertenecientes a este metanálisis se centraban principalmente en el papel de especies como Lactobacillus casei, Lactobacillus rhamnosus o Bifidobacterium lactis.
Los resultados mostraron que los beneficios potenciales de la suplementación algún tipo de probiótico fueron: una menor frecuencia de uso de los enemas de glicerina y también un menor dolor abdominal de los pacientes.
Sin embargo, no se puede afirmar un potencial éxito como tratamiento ya que no se hallaron efectos significativos en otros parámetros importantes como las defecaciones por semana, el esfuerzo y dolor durante la defecación, la incontinencia fecal, o las flatulencias.
Probióticos en la erradicación del Helicobacter pylori
Otro metaanálisis, en este caso de Yu y colaboradores (2016), incluyó trece ensayos controlados aleatorios con un total de 2306 pacientes.
Varias fueron las conclusiones principales:
- La suplementación con probióticos puede mejorar la terapia de erradicación del Helicobacter pylori, así como reducir la incidencia general de efectos secundarios relacionados con los antibióticos.
- Las tasas de erradicación mejoraron en aproximadamente un 11%.
- Las tasas generales de efectos secundarios disminuyeron aproximadamente un 8%.
- El uso de probióticos de múltiples cepas, puede ser más beneficioso que el uso de una única cepa de Lactobacillus ,con respecto a la disminución de la incidencia general de efectos secundarios inducidos por el régimen de erradicación.
En líneas generales, los resultados de este ensayo fueron similares a los de varios metanálisis anteriores, lo que se asocia muy positivamente con uno de los criterios de validación más importantes, la replicación de hallazgos, por lo que esto parece indicar que en los casos de problemas con H. pylori es, más que interesante, el uso de probióticos.
Probióticos, microbiota y obesidad
El último de los metaanálisis a los que haré referencia es el realizado por López-Moreno y colaboradores en el año 2020, donde analizaban el uso de los probióticos en la modulación de la disbiosis producida en el entorno de la obesidad.
La idea general sobre los hallazgos de este estudio es que hay aspectos contradictorios en la relación entre el uso de probióticos y el tratamiento de la obesidad. Veamos algunas de estas conclusiones:
- No existen patrones claros de tratamiento en el espectro de la obesidad en cuanto a probioterapia se refiere.
- La mayoría de las cepas probióticas citadas y recopiladas en el análisis eran de los géneros Lactobacillus y Bifidobacterium, arrojando resultados clínicos heterogéneos.
- El uso en estudios humanos de la fórmula probiótica combinada más común, la conocida como VSL3 Streptococcus thermophilus, Bifidobacterium (B. breve, B. infantis, B. longum) y Lactobacillus (L. acidophilus, L. plantarum, L. paracasei y L. delbrueckii subspecies bulgaricus), ha demostrado que ejerce un impacto en la obesidad, la grasa hepática y otros marcadores metabólicos, por ejemplo.
- Otras especies con especial presencia en el tratamiento de la obesidad son Lactobacillus reuteri y L. rhamnosus, arrojando también con resultados dispares.
- Se observó una correlación entre la modificación del índice de masa corporal (IMC) y la microbiota.
- En los casos en que la microbiota es modificada por los probioticos, estos obtienen una disminución del IMC, sin embargo, en estudios donde el probiótico administrado no modifica la microbiota, produce un aumento del IMC.
Por todo ello, el conocimiento exhaustivo, la cautela y el enfoque de medicina de precisión, deben modular cualquier tratamiento específico o coadyuvante con probióticos, en este caso, en el espectro de la obesidad.
Ahora bien, estamos ante suplementos seguros para el ser humano. Respondamos a esa cuestión.
¿Son seguros los probióticos? ¿Tienen efectos secundarios?
En líneas generales, la evidencia sugiere que el uso de probióticos de manera supervisada por un profesional competente, con evidencia científica que los respalde y en cantidades adecuadas, no debería causar ningún tipo de efecto secundario.
No obstante, es cierto que en pacientes con disbiosis exacerbadas, como pueda ser un SIBO (síndrome de sobrecrecimiento bacteriano en el intestino delgado), la introducción de organismos vivos (que pueden ser competidores) en el organismo, o la adición prebiótica de sustratos energéticos, puedan generar sintomatología como gases e hinchazón. No obstante, podemos entender estos síntomas como normales y propios del proceso de reequilibrio hacia la eubiosis.
Hasta aquí parece que todo en orden. Sin embargo, los problemas reales pueden venir por un uso inadecuado o el autoconsumo de este tipo de suplementos.
Como alertaban en el año 2015 Doron y Snydman en su artículo denominado “Risk and Safety of Probiotics”, el “consumo inadecuado de probióticos puede incluso tener efectos indeseables, como actividades metabólicas nocivas, alteraciones de la integridad de la barrera intestinal, una respuesta inmune inadecuada y la generación de genes de resistencia a antibióticos e infecciones sistémicas”.
Asimismo, destacaban que algunos pacientes pueden tener un mayor riesgo de sufrir efectos adversos, como por ejemplo:
- Personas con sistemas inmunes debilitados.
- Bebés prematuros.
- Pacientes con síndrome de intestino corto.
- Individuos con catéteres venosos centrales.
- Pacientes con valvulopatía cardíaca.
Por todo ello, la cautela en su consumo, siempre de la mano de profesionales cualificados que conozcan en profundidad todo el espectro de la microbioterapia, es esencial.
¿Existen los probióticos “naturales” o los alimentos probióticos, como los lácteos fermentados?
Es común que se haga referencia, al amparo de los probióticos, a los productos fermentados como lácteos (yogur, kéfir o Yakult), preparaciones fermentadas como el chucrut, el kimchi o los encurtidos de todo tipo, o las famosas masas madres repletas de levaduras.
Y lo cierto es que, aunque la evidencia respalda beneficios del consumo de este tipo de alimentos, no podemos considerarlos a nivel formal, como probióticos.
Como indica la ISAPP, los microorganismos incluidos en este tipo de preparaciones, y que pueden ser potencialmente beneficiosos, no están bien definidos en cuanto a composición y estabilidad de las distintas cepas. Por ello no cumplirían los criterios necesarios para poder ser considerados probióticos.
Siendo así, la recomendación es que se hable de alimentos «que contienen cultivos vivos y activos«, pero no deben denominarse probióticos.
Esto no quiere decir, desde mi punto de vista, que no deban potenciarse esos alimentos que contienen cultivos vivos, todo lo contrario, ya que como hemos indicado hay evidencia que respalda los beneficios de consumirlos.
Reflexiones finales
La ciencia avanza a pasos agigantados y el conocimiento del potencial beneficioso de los microorganismos es cada vez más profundo. No obstante, aún nos quedan décadas de estudio por delante para encontrarnos en disposición de afirmar que una microbioterapia de precisión es posible.
Sin duda, uno de los aspectos más relevantes de esta revisión es la idea de que la especificidad de cepa va a jugar un papel fundamental en el presente y el futuro de la probioterapia, más aún, teniendo en cuenta que cada enfermedad puede tener unos requerimientos de microbioterapia diferentes, incluso tratándose del mismo órgano.
De hecho, nos podemos apoyar en la revisión sistemática de la literatura de Mcfarland y colaboradores (2018) que evaluó la eficacia probiótica específica de cepa y enfermedad, que incluía 228 ensayos publicados entre 1970 y 2017 y cuya conclusión final es clara, “los hallazgos de este artículo respaldan el concepto de que existe una cepa probiótica específica y una eficacia clínica específica de la enfermedad”.
No obstante, sí que considero que existen diversas conclusiones subyacentes al conocimiento actual sobre los probióticos:
- Son seguros utilizados de manera correcta, mediante la supervisión de un profesional experto.
- Pueden ser una herramienta fantástica para el abordaje de distintas patologías de manera coadyuvante, pero es necesaria la validación de la ciencia, y si es con cepoespecificidad, mejor.
- Son el camino junto a los simbióticos y los prebióticos hacia una medicina de precisión.
Por todo ello, no queda otra que estar al tanto de las novedades que vayan surgiendo en los estudios relacionados con la probioterapia, cosa que haremos desde esta web con el mayor interés posible.
Resumen de las ideas más relevantes del artículo
¿Qué son los probióticos y para qué sirven?
La definición formal indica que los probióticos son microorganismos vivos que, cuando se administran en cantidades adecuadas, confieren un beneficio para la salud del huésped. Esos beneficios pueden darse a nivel intestinal, oral o vaginal, por ejemplo.
¿Qué alimentos son ricos en probioticos?
Estrictamente hablando ninguno, ya que ningún alimento cumple las características de determinación de especie y cantidad como para ello. No obstante, hay ciertos alimentos que contienen cultivos vivos y activos, como los lácteos fermentados, que confieren beneficios al ser humano, pero no deben denominarse probióticos.
¿Cuál es la función de los probióticos?
Las funciones y beneficios asociados a los probioticos son múltiples, desde la regulación del tránsito intestinal, hasta la síntesis de vitaminas, la neutralización de carcinógenos, el control de patógenos o efectos inmunológicos y endocrinos.
¿Cuáles son los mejores probióticos?
Los que mejor se adapten a la necesidad de cada individuo. No hay probióticos genéricos que sirvan para todo. Hay una gran especificidad en los efectos a nivel de especie y cepa, que debe ser avalada por la ciencia. No estará formulado de igual manera un probiotico para problemas vaginales que uno para patologías orales, por ejemplo.
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