Hace escasas fechas, un nuevo descubrimiento en el área de la microbiota ha provocado un auténtico seísmo.
Hablo de los “obeliscos”, unas entidades compuestas de bucles y secuencias de ARN que tendrían impacto en una cantidad significativa de bacterias.
¿Qué son los obeliscos y qué impacto tienen en la salud?
Como indicaba, los obeliscos son una especie de secuencias de ARN parecidas a los conocidos como viroides, un grupo de agentes infecciosos parecidos, pero no iguales a los virus.
Dichos obeliscos se han encontrado en el 7% de las bacterias intestinales humanas y en la mitad de las bacterias de la boca humana, algo realmente significativo.
No obstante, en 2024 la situación es clara: todo lo que rodea a estas nuevas entidades es una incógnita.
De hecho, estamos lejos de conocer si los obeliscos afectan la salud humana, aunque teóricamente sí ya que podrían alterar la actividad genética de sus huéspedes bacterianos, lo que a su vez podría afectar los genes humanos.
¿Estamos ante el eslabón perdido de la teoría de la evolución hologenómica?
Como conté en el artículo dedicado al hologenoma y la teoría de la evolución hologenómica, conforme pasan los años y las investigaciones, más lógico parece pensar que los microorganismos han participado activamente de lo que podemos entender como nuestra propia evolución.
En este sentido, la teoría se asienta en varias ideas fundamentales:
- Hologenoma: la visión conjunta del genoma humano más los microbianos.
- Transferencia horizontal de genes: la que ocurre entre microorganismos y que pueden pasar a nosotros.
- Transferencia horizontal de la microbiota: transferencia de microorganismos de padres a hijos a través del medio ambiente.
- Transferencia vertical de microbiota: transferencia de padres a hijos sin mezclarse con microorganismos del medio ambiente.
Y este último punto es precisamente el que no se ha podido demostrar hasta la fecha.
¿Cómo pueden los seres humanos transmitir información hologenómica o microbiana a la descendencia?
Pues quizá los obeliscos sean la respuesta.
Habrá que esperar aún bastante, pero quizá estemos ante el eslabón perdido que lo cambie todo…