Uno de los conceptos que más ha crecido en cuanto a su importancia en el espectro de la salud y la divulgación en los últimos años es el de la inflamación crónica de bajo grado.
Hoy te cuento qué es y por qué es tan importante evitar esos estados crónicos.
¿Qué es la inflamación crónica de bajo grado?
En primer lugar hay que entender que la inflamación es una herramienta que permite que nuestro sistema inmunitario actúe con eficiencia.
Cuando hay una herida o infección, la zona afectada recibe el estímulo de distintas sustancias químicas orientadas a luchar contra el daño recibido y eso puede provocar calor o un aumento (momentáneo) del tamaño de la zona afectada. El punto clave es que cuando somos capaces de acabar con el problema, la inflamación desaparece.
Sin embargo, la inflamación crónica de bajo grado hace referencia a un proceso parecido, aunque no tan agudo, pero mantenido en el tiempo, de ahí su nombre.
Normalmente hablamos de una inflamación provocada por el estilo de vida que además es muy habitual en el entorno de las enfermedades autoinmunes.
Entre sus factores desencadenantes habituales encontramos:
- Mala alimentación
- Sedentarismo
- Disbiosis intestinal
- Cronodisrupción
- Xenobióticos o disruptores endocrinos
- Estrés crónico
Su vínculo con la resistencia a la insulina
Si bien el vínculo entre la inflamación crónica de bajo grado y la insulina puede ser bidireccional, uno de los aspectos más curiosos e interesantes lo encontramos en que cuando el sistema inmunitario está sobre activado, puede generar resistencia a la insulina con la finalidad de tener más glucosa disponible, ya que en este estado será su principal fuente de energía.
Sin embargo, un sistema inmunitario en homeostasis, utilizará por el contrario las grasas como fuente energética.
Por este y otros motivos, la lucha contra la resistencia a la insulina será crucial en el abordaje de estilo de vida de los pacientes con este tipo de meta-inflamación.
¿Qué síntomas son habituales en la inflamación crónica de bajo grado?
Como indicamos al inicio, hablamos de sintomatología leve pero continuada en el tiempo. Por ejemplo:
- Hinchazón
- Gases
- Pesadez
- Mala calidad de las deposiciones
- Mala calidad de la piel
- Dolor de cabeza
- Mal descanso
- Falta de energía
- Apatía
¿Qué enfermedades se asocian a este estado crónico?
Entre otras, las patologías vinculadas a esta inflamación crónica son:
- Enfermedades neurodegenerativas
- Depresión
- Enfermedades cardiovasculares
- Enfermedades autoinmunes
- Diabetes
- Patologías del síndrome metabólico
- Cáncer
- Osteoporosis y sarcopenia
- Enfermedades de tipo inflamatorio
Otros aspectos importantes en el espectro de la inflamación crónica de bajo grado
Endotoxemia e hiperpermeabilidad intestinal
Es bastante habitual encontrar problemas en la capacidad de la barrera intestinal de no dejar pasar sustancias que activen una cascada proinflamatoria en forma de endotoxemia.
En este sentido, actuar sobre la salud digestiva será esencial.
Tipo de grasa e insulinoresistencia
De una manera muy resumida podríamos indicar que existe un tipo de adipocito insulino-sensitivo y otro insulino-resistente. Este último normalmente está vinculado a esa grasa de aspecto prominente y de textura dura.
El problema es que ese tipo de tejido adiposo favorece la proliferación de sustancias proinflamatorias lo que agrava el ambiente inflamatorio.
Desequilibrios en las hormonas de hambre y saciedad
Dentro de los múltiples aspectos que pueden estar desbalanceados en estos estados crónicos, tenemos el correcto funcionamiento de las hormonas encargadas de controlar el hambre y la saciedad como la leptina o la grelina.
De ahí que los comportamientos nutricionales malsanos puedan darse con mayor profusión.
Cuando hay inflamación no hay detoxificación
Otro de los grandes escollos. En un entorno inflamado, nuestros órganos detoxificadores como el hígado son incapaces de trabajar correctamente lo que ayuda a cronificar este estado alterado.
El complejo motor migratorio tampoco será del todo funcional
Y en la misma línea y vinculado con lo anterior, si hablamos de pacientes con hábitos nutricionales descontrolados, el trabajo del complejo motor migratorio, dependiente del descanso intestinal, probablemente también se vea interrumpido, con su correspondiente impacto negativo.
Por todo lo dicho, podemos ser conscientes de que hablamos de una problemática de carácter multifactorial, como también debe ser su abordaje.
Bibliografía
- Osimo EF, et al. 2019. Prevalence of low-grade inflammation in depression: a systematic review and meta-analysis of CRP levels.
- Mesquita T, et al. 2021. Chronic low-grade inflammation in heart failure with preserved ejection fraction.
- Minihane et al. 2015 Low-grade inflammation, diet composition and health: current research evidence and its translation.