En los últimos años estamos asistiendo a un aumento alarmante de las enfermedades de tipo autoinmunitario. Esto, unido al hecho de que todavía se desconocen muchos de los aspectos esenciales de las mismas, hace que esta área sea de vital importancia en el futuro de los abordajes de salud.
Hoy te hablo en profundidad de autoinmunidad.
Las enfermedades autoinmunes
Aunque muchas de ellas son desconocidas para la mayoría de los ciudadanos, lo cierto es que la cantidad y variedad de enfermedades autoinmunes es amplia. Por ejemplo:
- Colitis ulcerosa o enfermedad de Chron (gastrointestinales)
- Vitíligo (piel)
- Pancreatitis autoinmune
- Poliangitis microscópica (cardiovascular)
- Síndrome de Miller Fisher (neurológico)
- Y decenas de ellas más
Además, es interesante indicar que es frecuente convivir con varias patologías de tipo autoinmune al mismo tiempo.
Pero ¿qué es y cómo se gesta la autoinmunidad?
En muchas ocasiones escuchamos aquello de que en las enfermedades autoinmunes nuestro sistema inmunitario se confunde y termina atacando tejido propio pensando que es una amenaza para nuestra salud. Esta sería de manera resumida la idea básica, pero obviamente, es un proceso mucho más complejo.
Como indican muchos expertos, cuando hablamos de autoinmunidad, lo hacemos de una pérdida de tolerancia del sistema inmunitario, lo que también podríamos entender como una incapacidad de autogestión de sí mismo.
Y digo esto porque nuestro organismo tiene la capacidad, en condiciones normales, de mantener a raya a las células inmunitarias que pudieran en algún caso dañarnos. Sin embargo, cuando perdemos esa capacidad o tolerancia, pueden darse lo que se denominan células T y B autorreactivas con potencial para causar enfermedades autoinmunes.
Cuando ese proceso se repite en el tiempo, podemos hablar de una autoinmunidad patológica con alteraciones en el sistema inmunitario innato y adaptativo y que puede provocar daños a nivel local o sistémico.
Actores principales en la autoinmunidad
Para que el proceso que acabo de indicar suela darse, habitualmente hablamos 4 actores principales:
- La predisposición genética. Cada vez se conocen más genes y polimorfismos implicados en la aparición de este tipo de patologías.
- Medio ambiente y estilo de vida (factores epigenéticos)
- Alimentación
- Falta de sol
- Disrupción circadiana
- Estrés
- Falta de ejercicio
- Tóxicos
- El propio sistema inmune
- Es habitual que se dé un proceso de debilitamiento de las barreras defensivas del organismo como la intestinal o la oral con el consecuente peso aumentado de la patogenicidad de algunos microorganismos.
No obstante, hay que resaltar una idea importante, con genética pero sin factores ambientales parece complicado que se dé la autoinmunidad.
Otros datos interesantes en el entorno de la autoinmunidad
Expertos como la Dra. Sari Arponen entienden que detrás de muchos de estos procesos de carácter autoinmunitario está lo que podría entenderse como un “mismatch evolutivo”, es decir, la discordancia entre las condiciones actuales de vida, a muchos niveles, y nuestra evolución genética.
Ha cambiado el entorno a una gran velocidad, pero no nuestra genética. Ya no estamos tan bien adaptados como antes al contexto en el que vivimos.
En este sentido, hablamos por ejemplo de:
- Alimentación: tanto en cantidad como en tipología de sustancias.
- Tóxicos del entorno: muchos de ellos generados a través de la acción del hombre y la industria.
- Microbioma: a nivel hologenómico no se han realizado los cambios suficientes como para que nuestro microbioma sea el adecuado para el entorno en el que vivimos.
Asimismo, cabe destacar que la prevalencia de este tipo de enfermedades es más alta de lo que pudiéramos pensar y que el porcentaje de mujeres con enfermedades autoinmunes es mayor que el de los hombres.
Finalmente indicar que, a nivel genético, los denominados genes HLA, son claves en la autoinmunidad. Y como curiosidad añadida, debemos saber que muchos de los genes que en el pasado protegían al ser humano ahora pueden predisponer a enfermedades de tipo autoinmune (quizá aborde en profundidad este tema en el futuro).
Nutrición y enfermedades autoinmunes
La alimentación puede ser tanto un pilar de prevención como un factor desencadenante. Hoy en día, en nuestro contexto alimentario existen distintas sustancias y situaciones que pueden favorecer la aparición de problemas de carácter autoinmunitario.
Muchas de ellas tienen vínculo con esa discordancia evolutiva de la que hablaba anteriormente. Por ejemplo:
- Gluten
- Caseína
- Antinutrientes
- Desequilibrio Omega 3 – Omega 6
- Aditivos alimentarios
- Grasas trans
- Tóxicos en los alimentos
¿Cómo luchar contra la autoinmunidad?
Con todo lo expuesto, debemos entender que los procesos de autoinmunidad son multifactoriales y complejos.
En este sentido, el abordaje de estilo de vida en estas patologías es esencial. Para ello, querremos cuidar y mejorar aspectos como:
- La nutrición
- Control del estrés
- Eubiosis de nuestro microbioma
- Ritmos circadianos
- La exposición a xenobióticos o disruptores endocrinos
- Aspectos emocionales y psicológicos
Sólo de manera integral, seremos capaces de paliar los desequilibrios y la sintomatología asociada a la autoinmunidad.
Bibliografía
- Ray D, Yung R. 2018. Immune senescence, epigenetics and autoimmunity.
- Szekanecz Z, et al. 2021. Autoinflammation and autoimmunity across rheumatic and musculoskeletal diseases.
- Wu DJ, Adamopoulos IE. 2017. Autophagy and autoimmunity.